En este cuarto domingo de Cuaresma tenemos una de las parábolas más sentidas que nuestro Señor contó: "La Parábola del hijo perdido". Si leemos con detenimiento su historia, nos daremos cuenta que es algo que muchas veces ocurre en nuestras vidas, a veces somos ese "hijo perdido", a veces somos el hermano enojado, mostramos la misma actitud frente a Dios que es nuestro Padre; veamos.
Dice la parábola que el Padre tenía dos hijos y el menor le pide su herencia, ni siquiera le pregunta si le puede dar, le dice claramente "dame" como una exigencia. Hasta éste punto analicemos los hechos.
Primero, todos sabemos que "herencia" es un regalo que un padre puede o no dar a sus hijos, es un regalo hecho por un padre que ama, un regalo que trabajó, que tiene valor y precio. Ahora todos también sabemos que de los regalos que hemos recibido de nuestro Padre en el cielo, el más grande y valioso es LA VIDA; es nuestro mejor regalo. Debemos estar agradecidos siempre y cada día por esa bondad de Dios, que además de darnos el privilegio de existir, nos permite vivir y también nos provee lo necesario: el pan de cada día, la familia, el hogar, los bienes... TODO ES DE DIOS.
Ningún buen hijo puede decir "Señor dame mi vida, es mía, yo la viviré a mi manera"; ningún buen hijo de Dios podría tomar su vida (que además no le pertenece) y alejarse de Dios para hacer lo que quiera. Hoy debemos recordar que todo es de Dios, que no debemos alejarnos de su lado, que no debemos decirle que lo que tenemos nos pertenece; hoy debemos darle gracias por la gran herencia que nos ha dado: La vida en éste mundo, y sobre todo la vida eterna.
Segundo, éste hijo tomó lo que su Padre le dio y se fue lejos de Él, se alejó del cuidado y la seguridad que el Padre le puede dar, vivió de una forma desenfrenada, haciendo cosas que sólo le daban placer, más no felicidad y paz; derrochó lo que el Padre le había dado. Ahora hay que recordar que la vida lejos de nuestro Padre, NO ES VIDA, que vivir buscando solo placeres, no es felicidad y paz; la verdadera vida consiste en estar cerca de Dios y gozar de todo lo bueno que Él nos da por su gran amor. Nunca pensemos en alejarnos de Dios, eso sólo nos traería penas y necesidades como ocurrió con aquel "hijo perdido", si acaso estamos lejos del Padre; éste es el momento de decir:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, no merezco ser llamado tu hijo"; éste es el momento de volver a Él, de dejar que el Señor nos ponga una nueva vestidura, distinta, mejor. Volvamos al Padre con arrepentimiento si nos hemos alejado de Él y así lo tendremos todo; disfrutaremos de su amor y paz y viviremos la vida a plenitud como Él lo desea para todos nosotros.
Tercero, vemos en esta historia (versículo 20) que cuando el hijo decide volver, el Padre al verlo fue corriendo a recibirlo; eso mismo hace el Señor con aquellos que deciden volver a su lado, a su presencia, a su cuidado. Recordemos que su amor es infinito, sobrepasa nuestro entendimiento. Seamos agradecidos con Dios, no olvidemos que el es dueño de la herencia, de nosotros, de todo lo que tenemos.
Un abrazo
+Juan Carlos
OREMOS
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Dios todopoderoso, tú sabes que en nosotros no hay poder para ayudarnos: Guárdanos tanto exteriormente en cuerpo como interiormente en alma, para que seamos defendidos de todas las adversidades que puedan sobrevenir al cuerpo, y de los malos pensamientos que puedan asaltar y herir el alma; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes hoy y siempre+. Amén.