La vida espiritual, cuanto más se centra en el yo, cuanto más alarde hace de nosotros mismos, cuanto más desea ser vista y aclamada, ES MENOS REAL Y VERAZ.
La verdadera virtud y el verdadero atractivo personal no tienen nada que ver con el orgullo, la autosuficiencia o la vanidad; no debemos vivir como si la vida fuera un "Show"; florece llena de brillo, pero rápidamente se marchita.
La apariencia de virtud, la apariencia de ser piadosos, el fingir lo que no somos, es muy peligroso para la paz espiritual, lastima, causa daño, dolor y tristeza.
No hay que olvidar jamás que LA ESPIRITUALIDAD VERDADERA Y PROFUNDA FLORECE EN LA HUMILDAD, EN LA SENCILLEZ Y LA MODESTIA.
Aprendamos de Jesús, nuestro Señor.
Un abrazo.
Texto bíblico para hoy:
"Con el orgullo viene el oprobio;
con la humildad, la sabiduría".
Proverbios 11:2
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