Uno de los más grandes teólogos de la Iglesia en toda la historia. En los años de su juventud llevó una vida muy desordenada y cerca de lo reprochable, gracias a Santa Mónica, su madre, pudo un día conocer a Cristo como su Señor y Salvador; desde entonces lo amó profundamente. En una de sus confesiones dijo de corazón: "Tarde te amé mi Señor". Llegó a bautizarse a los 33 años, luego se haría sacerdote y más adelante obispo.REFLEXIÓN
Su gran preocupación como ser humano profundo fue la lucha interior de los hombres por vencer todo lo malo. Su obra más grande escrita a modo de autobiografía fue "Las confesiones de San Agustín", escritos llenos de espiritualidad a modo de oraciones hermosas para el Señor.
Vale la pena leer y meditar sus obras, vale la pena dar gracias a Dios por tan grande defensor de la fe y de la sana doctrina de la Iglesia de Cristo. Este santo hombre partió al cielo un 28 de agosto del año 430.
Dios lo tenga en su gloria.
OREMOS
Oh Señor Dios, luz de las mentes que te conocen, vida de las almas que te aman, y fuerza de los corazones que te sirven, ayúdanos, siguiendo el ejemplo de tu siervo San Agustín de Hipona a conocerte de tal manera que te amemos de verdad, y amarte de tal manera que te sirvamos de todo corazón, porque sirviéndote somos libres. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Grandes ejemplos que evidencian la infinita misericordia y amor que Dios Padre, mostrándonos el camino a seguir, Él nos sigue esperando pacientemente para anidar en nuestros corazones y ser ejemplo de vida.
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