domingo, 22 de septiembre de 2019

Evangelio del domingo 22 de setiembre: San Lucas 16:1-13

REFLEXIÓN
Hoy debemos recordar una vez más y siempre algo que olvidamos con facilidad, recordemos que nada en ésta vida nos pertenece, que todo lo que tenemos es de Dios, aún nuestra propia vida y las vidas de todos los que amamos. 
Leamos con el corazón lo que está escrito en 1 Crónicas 29:11-12

"Tuyo es todo cuanto hay en la tierra. 
Tuyo es también el reino, y tú estás por encima de todo. 
En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y fortalece a todos".

Todo lo que decimos que es nuestro, es un regalo de Dios para nosotros, por su infinita bondad y misericordia,  Él es el dueño de todo, nosotros debemos ser en todo momento sus fieles administradores, empezando por nuestras vidas, teniendo cuidado de cómo vivimos, alejando de nuestros corazones el orgullo de creer que lo que poseemos es por nuestros méritos; de no ser por las bendiciones de nuestro Señor, nada tendríamos. 

Dios nos anima a pensar siempre en los demás, sobre todo en los más necesitados, "hay más gozo en dar que en recibir" nos dice nuestro Señor Jesucristo; seamos pues generosos y como está escrito claramente en 1 Pedro 4:10 "Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente las gracias de Dios en todas sus formas". Hoy el Señor nos ha dicho en la primera lectura tomada de Oseas 8:7 que jamás olvidará nada de lo que hemos hecho, sobre todo en favor de los necesitados.

Que el Señor nos dé un corazón humilde, generoso, compasivo, pero sobre todo, agradecido por tanta bendición, que no olvidemos que en ésta vida nada es nuestro, TODO es de Dios y es para su gloria.
 (Mateo 25:40)

Un abrazo

OREMOS
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terrenales, sino que amemos las celestiales, y aún ahora que estamos inmersos en cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes hoy y siempre+
Amén.

+Juan Carlos 

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