domingo, 26 de agosto de 2018

Domingo 26 de agosto San Juan 6:60-69

REFLEXIÓN
Dice el evangelio de hoy que muchos de los discípulos de nuestro Señor le dieron la espalda y decidieron no andar con Él; se alejaron de Jesús, se alejaron de su presencia, decidieron estar sin Él ¿Por qué? En el versículo 60 encontramos la respuesta; y es que éstos hombres sentían que lo que el Señor enseñaba les era muy difícil de cumplir, no fueron capaces, ni tenían voluntad de esforzarse y obedecer sus mandamientos.
Esta historia parece que se repite en nuestros tiempos. A muchos nos resulta difícil cumplir con TODO lo que el Señor  manda; por ejemplo:
- Perdonar hasta setenta veces siete
- Amar a Dios por sobre todas las cosas
- Hacer el bien a los que nos desprecian
- No mentir en ninguna circunstancia
- Amar a los enemigos
La lista puede seguir y ocuparíamos más espacio en escribir que en reflexionar. A muchos de nosotros también nos parece difícil cumplir lo que nuestro Señor nos manda. Pero sabemos en el corazón que jamás podremos dar la espalda a Cristo nuestro Señor como lo hicieron aquellos discípulos hace tantos años, como lo hacen hoy algunos que se dejan llevar por sus propios criterios y no cumplen con lo que Dios manda; no perdonan, no aman limpiamente, no son sinceros en su actuar y en su sentir y con todo dicen que son cristianos; esa es una forma de darle la espalda al Señor, esa es una forma de alejarse de Él; nosotros no debemos hacerlo, debemos cumplir con todo lo Él nos enseña, debemos pedir que su Espíritu Santo nos de la verdadera vida (versículo 63) porque sus palabras, todas sus palabras, son vida plena y verdadera.

Al leer el evangelio vemos que cuando muchos le volvieron la espalda al Señor, Él les preguntó a los más cercanos, les preguntó lo mismo que hoy nos pregunta a nosotros: "¿También ustedes quieren marcharse?". NO, jamás dejaríamos al Señor, qué haríamos sin Él! cómo podríamos darle la espalda; debemos esforzarnos en cumplir todos sus mandamientos y permanecer siempre a su lado; debemos responder lo mismo que respondió San Pedro en los versículos 68 y 69: "¿a quién iremos Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios".

Reconozcamos éste día que aunque a veces es difícil cumplir con sus mandamientos, debemos hacer el esfuerzo de cumplirlos; el amor a Él nos impulsará, sus maravillosas promesas serán nuestra recompensa y su Santo Espíritu nos dará el aliento para perseverar. 

Dios nos bendiga.
Un abrazo

Textos bíblicos que nos ayudarán
-San Juan 14:23
-Deuteronomio 28:1
-Santiago 1:22
-Romanos 8:14

OREMOS
Concede, oh Dios de misericordia, que tu Iglesia, congregada en unidad por tu Espíritu Santo, manifieste tu poder entre todos los pueblos, para gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, Rey eterno, que con tu luz separas el día de la noche, y transformas en claridad la sombra de muerte: Arroja de nosotros todo mal deseo, inclina nuestro corazón a guardar tu ley, y guía nuestros pasos por el sendero de la paz; para que, al hacer con gusto tu voluntad durante el día, nos alegre darte gracias cuando llegue la noche; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.








sábado, 25 de agosto de 2018

La Palabra de Dios hoy: 25 de agosto

"Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba me sucedió. No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino sólo agitación."
Job 3:25-26

REFLEXIÓN
El lamento de Job no deja de tener fe, él vive una gran angustia, pero aún en medio de la prueba tan dura y difícil mantiene la esperanza y no deja de amar a nuestro Señor.
Aprendamos de Job, de su fe y de su entereza, de su fuerza para seguir adelante en medio de las dificultades y las situaciones penosas que muchas veces no son causadas por nosotros mismos; que el Señor de toda bondad nos guarde y nos ayude hoy y siempre. Que el Señor haga prevalecer su justicia.

OREMOS
Grandes y asombrosas son tus obras,
  Señor Dios, Rey del universo;
Justos y fidedignos tus caminos,
  oh Rey de los siglos.
¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre?
  Tú sólo eres el Santo.
Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti,
  Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti hoy y siempre. Amén.

Un abrazo
+Juan Carlos Revilla


domingo, 19 de agosto de 2018

Domingo 19 de agosto San Juan 6:51-58

REFLEXIÓN
Nuestro Señor continúa su enseñanza sobre el valor y la importancia del verdadero alimento para la vida plena y eterna, Él se presenta como ese alimento de vida que nos transforma hasta lograr hacernos verdaderos cristianos. En el evangelio de ésta semana Cristo nos dice que quien se alimenta de Él vive unido a Él (versículo 56), estar unido a Nuestro Señor es estar en paz, amor, bondad y esperanza; estar unidos a Él es tener la seguridad de estar seguros, de vivir para servir y de gozar de su presencia. Dice la escritura que quien está unido al Señor se hace un solo Espíritu con Él (1 Corintios 6:17). 
No dejemos de alimentarnos de ese Pan vivo que viene del cielo, guardemos la esperanza de la verdadera y plena vida en el Señor.
Dios nos bendiga

OREMOS
Dios omnipotente, por nosotros entregaste a tu Hijo único como sacrificio por los pecados y como ejemplo de vida piadosa: Danos gracia para recibir con gratitud los frutos de su obra redentora, y seguir de día en día las huellas benditas de su santísima vida; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, Rey eterno, que con tu luz separas el día de la noche, y transformas en claridad la sombra de muerte: Arroja de nosotros todo mal deseo, inclina nuestro corazón a guardar tu ley, y guía nuestros pasos por el sendero de la paz; para que, al hacer con gusto tu voluntad durante el día, nos alegre darte gracias cuando llegue la noche; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.


domingo, 12 de agosto de 2018

Domingo 12 de agosto San Juan 6:41-51

REFLEXIÓN
El evangelio nos cuenta que cuando Cristo dijo "Yo soy el Pan de vida", muchos comenzaron a murmurar contra Él, no creían ni aceptaban esas palabras, seguramente que esperaban un Salvador distinto, un Salvador de acuerdo a sus deseos, que no altere su forma de vivir. Lo que nosotros hemos entendido hoy, es que Cristo si cambia nuestra forma de vida, la hace mejor, la llena de compasión y bondad. nos transforma para bien; ahora podemos entender con claridad sus palabras cuando dijo: "Si alguien quiere ser mi discípulo, TIENE que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme" (San Mateo 16:24). 
Debemos dejar nuestra forma de pensar, de ser y de actuar; debemos abandonarnos a Cristo para que Él haga su voluntad en nuestras vidas, debemos ser como el "Barro en las manos del alfarero"(Jeremías 18:6), debemos mostrar nuestra fe con buenas acciones, con alabanza y adoración.

No dudemos jamás que Cristo es el Pan de vida que bajó del cielo para alimentarnos, meditemos en sus palabras profundas y verdaderas éste día:
"Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida.
Si alguno come de éste pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, 
que daré para que el mundo viva" (San Juan 6:47-48, 51)

Que nuestro buen Señor alimente siempre nuestras vidas, las vidas de los que amamos y de todos.

OREMOS
Otórganos, te suplicamos, oh Señor, el espíritu de pensar y hacer siempre lo justo; para que nosotros, que sin ti no podemos existir, seamos capaces, con tu ayuda, de vivir según tu voluntad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, Rey eterno, que con tu luz separas el día de la noche, y transformas en claridad la sombra de muerte: Arroja de nosotros todo mal deseo, inclina nuestro corazón a guardar tu ley, y guía nuestros pasos por el sendero de la paz; para que, al hacer con gusto tu voluntad durante el día, nos alegre darte gracias cuando llegue la noche; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.

Un abrazo


domingo, 5 de agosto de 2018

Domingo 5 de AGOSTO San Juan 6:24-35

REFLEXIÓN
Después de leer detenidamente el evangelio de ésta semana debemos meditar una vez más en las palabras de nuestro Señor Jesucristo que nos dice "Yo soy el Pan de vida. El que a mí viene nunca pasará hambre y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed". La primera cosa que entendemos es que Él es alimento, un alimento que da vida verdadera, plena, eterna; un alimento necesario para todos, un alimento que nutre el alma y fortalece nuestro Espíritu; un alimento que transforma y que nos hace cada vez más semejantes a Él: Verdaderos cristianos. Debemos buscar permanentemente alimentarnos de ese Pan de vida que nutre nuestra fe.

La segunda cosa que nos dice es que debemos ir a Él para alimentarnos, debemos acercarnos para poder alimentarnos, por eso nos dice clara y condicionalmente: El que a mí viene nunca pasará hambre. Cristo provee milagrosamente a sus fieles, Él cumple su palabra en todos aquellos que lo buscan de verdad, pero que lo buscan, no por algún interés, sino porque conocen de su bondad y de su  misericordia, y lo buscan de corazón. En el versículo 26 dice que el Señor se dirige a muchos que lo buscan por algún interés, se dirige a aquellos  que sólo iban a Él porque comieron hasta llenarse. Nosotros no debemos ser así, no debemos estar cerca del Señor solamente porque sabemos de su poder para la providencia, debemos ir al Señor para servir, para transformar primero nuestras vidas y luego las vidas de los demás con sincero y real testimonio. Tengamos cuidado del cómo y por qué vamos a Jesús.

La tercera cosa que encontramos en éstas expresiones del Señor es que nos pide creer: el que en mí cree... No sólo es reconocerlo como alimento e ir a Él, es creer y el creer tiene que ver con la obediencia de sus palabras y el aprendizaje de sus enseñanzas para luego practicarlas según su voluntad y no la nuestra. Creer es estar dispuestos a hacer según Su Palabra, como María, es estar dispuesto a perdonar hasta setenta veces siete, no juzgar ni separar ante el error. Si estamos fallando frente al Señor, primero debemos reconocer nuestras fallas, debemos trabajar eso en nuestras vidas, debemos trabajar por ese alimento; eso es lo que nos pide nuestro buen Señor: "Trabajen por la comida que permanece para vida eterna" (v-27).
Todo trabajo requiere de esfuerzo, compromiso, entrega y dedicación; eso nos está pidiendo Cristo en su evangelio y eso es lo que debemos hacer cada día para lograr ser verdaderos cristianos, para reconocerlo como el Pan de vida que nos alimenta cada instante, pidámosle cada día con sinceridad ese Pan para nutrir nuestras almas, para crecer en espíritu, para ser buenos cristianos.
Dios nos bendiga

OREMOS
Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
    en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
    a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.

Que tu constante misericordia purifique y defienda a tu Iglesia, oh Señor; y, puesto que no puede continuar en seguridad sin tu auxilio, protégela y dirígela siempre por tu bondad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, Rey eterno, que con tu luz separas el día de la noche, y transformas en claridad la sombra de muerte: Arroja de nosotros todo mal deseo, inclina nuestro corazón a guardar tu ley, y guía nuestros pasos por el sendero de la paz; para que, al hacer con gusto tu voluntad durante el día, nos alegre darte gracias cuando llegue la noche; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes hoy y siempre + Amén.


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.