Antes de empezar.- Vale la pena que busquemos un lugar tranquilo, apartado y en silencio para así poder leer juntos el evangelio de hoy y dejar que el Espíritu Santo nos de la enseñanza, hazlo, busca tu Biblia y leamos juntos por lo menos dos veces San Lucas 17:11-19.
REFLEXIÓN
La gratitud es un sentimiento muy especial, un sentimiento de satisfacción que siente una persona cuando ha recibido algo significativo de otro.
Al decir "gracias", el corazón se llena de emoción y nuestra consideración, cariño y afecto aumentan por ese ser que nos motivó a decir gracias. Además decir GRACIAS, es un deber de buena educación y respeto. La vida nos presenta frecuentemente oportunidades para decir gracias, no dejemos de decirlas. Las personas que escuchan esta palabra se sentirán animadas, reconocidas, quizá sonreirán o sentirán consuelo en su corazón; toda palabra amable levanta el ánimo de quien la escucha, pero sobre todo la palabra gracias, las expresiones de gratitud sincera.
En el evangelio de hoy, vemos que nuestro Señor Jesús iba de camino a Jerusalén y por el camino diez hombres enfermos con lepra le gritaban desde cierta distancia: "Maestro, ten compasión de nosotros". Estos diez hombres pusieron su esperanza en Jesús, sabían de su poder para sanarlos y por eso levantaron su voz para pedir compasión. Nuestro Señor los miró, y debe haberlos mirado con profunda compasión... luego con palabras dulces les dijo "vayan a presentarse a los sacerdotes". Es como si el Señor les hubiera dicho ¿por qué no fueron antes ante los sacerdotes? Debemos recordar que los sacerdotes están llamados a mostrar compasión, a interceder por el necesitado, por el pecador, por el que falló, o por el que sufre, a imponer las manos por el enfermo. Si alguna vez sentimos necesidad de sanidad, de ayuda, de compasión de parte de nuestro Señor, vayamos a presentarnos ante los sacerdotes, compartamos con ellos nuestras penas, pidamos oración y unción; no dejemos de ir a la Iglesia, obedezcamos a nuestro Señor como lo hicieron éstos diez hombres enfermos.
Dice la escritura, que mientras iban de camino, quedaron sanos, limpios, curados. Les bastó con escuchar, creer y obedecer al Señor para conseguir lo que pedían con tanta necesidad. Esa es una buena lección para nosotros hoy, cuando necesitemos algo, cuando pidamos la compasión de Dios, debemos escucharle, creerle y obedecerlo, hacer lo que Él nos pide, siempre será para nuestro bien. Dice en 2 Timoteo 2:13 que nuestro Señor sigue y seguirá siendo fiel aunque nosotros seamos infieles, no dejemos de recordar el poder maravilloso y compasivo de nuestro bendito Señor.
De los diez hombres que quedaron sanos, sólo uno regresó alabando a Dios, se postró a los pies de Jesús para decirle gracias. Cómo se habría escuchado esa maravillosa palabra en los labios de aquel hombre. Debió haber salido de lo más profundo de su corazón, imaginemos ser sanado de una dolencia que le causaba rechazo de los demás, una dolencia que lo tenía muy triste, marginado, deprimido... Jesús le quitó más que una enfermedad, lo liberó, lo levantó. Lo triste de esta historia es que de los diez que fueron sanados, sólo uno regresó para dar gracias. Que nosotros jamás seamos contados entre los que no agradecen a Dios por tanta bondad recibida, que siempre tengamos un corazón agradecido para reconocer que TODO lo que tenemos es por la inmensa bondad y compasión de nuestro bendito Señor. San Pablo nos recuerda que en TODA OCASIÓN debemos dar gracias a Dios y así debe ser.
Que la gratitud sincera y profunda llene nuestro corazón hoy y siempre. Amén.
OREMOS
Te rogamos, oh buen Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén
Oración de San Juan Crisóstomo
Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre+. Amén