domingo, 6 de octubre de 2019

Evangelio del domingo 6 de octubre San Lucas 17:5-10

REFLEXIÓN
Esta semana la Palabra de Dios nos hace pensar, meditar y reflexionar profundamente sobre nuestra fe; hoy debemos preguntarnos ¿Cómo andamos con nuestra fe? ¿Estamos confiando en el Señor aún en medio de las tristezas, enojos y dificultades, aún cuando las cosas no están saliendo como lo esperábamos? ¿seguimos manteniendo la fe firme en medio de las pruebas?

Si leemos con atención la primera lectura en Habacuc 1:2-4 encontraremos una palabras de incertidumbre que el profeta le hace a su Señor con reverencia:

"¿Hasta cuándo, Señor, he de pedirte ayuda sin que tú me escuches?
se entorpece la ley y no se da curso a la justicia... las sentencias que se dictan son injustas."

Podemos imaginar cómo estaba el corazón de Habacuc y podemos también imaginar cómo estaba su fe. Todos sabemos que hay circunstancias en la vida en que nuestra fe muchas veces se debilita, pero todo buen cristiano también sabe que es en ésas situaciones difíciles que debemos mantenernos firmes, perseverantes y aferrarnos a nuestra fe fortaleciéndola; perseverando en la justicia aunque a nuestro alrededor haya injusticia. Pidamos ayuda a Dios para ser siempre justos. Cuando nuestro Señor le responde a Habacuc en el capítulo dos, versículo 4 le recuerda lo que todos debemos recordar: "...el justo vivirá por su fe"; vivamos así, con justicia, aunque a veces sintamos la injusticia en nuestras vidas, avivando y fortaleciendo nuestra fe en los tiempos difíciles, fáciles, en las pruebas, en las tormentas. Romanos 8:28 dice que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que ama, de los que han sido llamados de acuerdo con su propósito: ¡El justo vivirá por su fe!

En el evangelio de ésta semana, los discípulos le piden al Señor, algo que nosotros debemos pedirle cada día, cada instante, ellos le dicen: 

"Señor, aumenta nuestra fe"
Cristo, nuestro buen y amoroso Señor les replica con bondad: 
"Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a este árbol: Desarráigate y plántate en el mar, y les obedecería".

Nuestro Señor nos está recordando que no existe una fe tan pequeña como para no seguir adelante,  así que recordemos, que aunque sintamos que nuestra fe está débil o pequeña, con la ayuda de Dios tenemos el poder y fortaleza para seguir adelante, para levantarnos, para continuar, para perseverar, para glorificar a Dios, para seguir siendo sus siervos y cumplir con Su Palabra, con su llamado.

En la segunda lectura de 2 Timoteo 1:6-7, el Señor se dirije a nosotros, a nuestro corazón:

"...te recomiendo que avives la llama del don de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. 
Pues Dios no nos ha dado un Espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio."

Como dice San Pablo en 2 Timoteo 1:14 "Con el poder del Espíritu Santo que vive en nosotros, cuidemos la preciosa enseñanza que se nos ha confiado", perseveremos, avivemos nuestra fe y sigamos adelante que en TODO somos más que vencedores.

"¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? No existe cosa alguna en la creación  que pueda apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor". (Romanos 8:35-39)

Un abrazo profundo.
+Juan Carlos


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