Espero que hayamos leído el evangelio de esta semana, por lo menos unas dos veces para poder sentirlo, entenderlo y recibir el mensaje en nuestro corazón.
Claramente dice el versículo 9 que esta parábola está dirigida para aquellos que confiando en sí mismos, se creen justos y desprecian a los demás.
La Palabra de Dios por medio de la Biblia, en Romanos 3:10 nos dice: "No hay un solo justo; ni siquiera uno..." está claro que todos fallamos frente a Dios algunas veces, también está claro que no debemos sentirnos superiores y mucho menos despreciar a los demás por sus equivocaciones.
Dice la parábola que dos hombres fueron al templo a orar; uno era fariseo y el otro era un recaudador de impuestos. Todos sabemos que los fariseos tenían un corazón duro para con los demás, sobre todo para con los que sufrían por causa de sus pecados, a los fariseos les gusta aparentar, ser vistos por los demás, iban al templo por cumplir, por hacerse notar como buenos; pero Dios todo lo sabe, todo lo conoce y a Él no podían engañar. El fariseo de esta parábola prácticamente oraba para si mismo y lo peor de todo, es que señalaba a su prójimo creyéndose superior a él; "no soy como ése" decía.
Hermanos tengamos cuidado de nuestras actitudes frente a Dios y frente a los demás, nunca pensemos que somos dueños de la verdad y de la justicia frente a los errores de los demás, miremos con bondad y misericordia a quien se haya equivocado y oremos por él con piedad, de la misma manera que lo haría nuestro Señor Jesús. Busquemos primeramente en nuestro corazón todo aquello que nos aleje de Dios y vayamos a Él como éste recaudador de impuestos, que ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo para dirigirse a nuestro Señor. Reconozcamos nuestras faltas y pidamos compasión a Dios; sólo así podremos escuchar la voz de Jesús que dirá con ternura: "Les digo que éste volvió a casa justificado". Que el Señor muestre su misericordia sobre nosotros y que nos perdone si alguna vez hemos juzgado a los demás por sus faltas olvidando que nosotros también somos imperfectos.
Recordemos lo que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó en el Sermón del Monte "No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. 2 Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes".
Que el Señor nos de un corazón compasivo. Feliz semana.
OREMOS
Todopoderoso y eterno Dios, aumenta en nosotros tus dones de fe, esperanza y amor; y para que obtengamos tus promesas, haz que amemos lo que mandas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros ahora y siempre +. Amén.
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