domingo, 29 de abril de 2018

29 de mayo San Juan 15_1-8

REFLEXIÓN
Permanecer: estar siempre y en todo momento en algún lugar. Es el significado gramatical que nos da la Real Academia de la Lengua Española de la palabra "Permanecer"; ahora podremos entender mejor lo que ésta semana nos está pidiendo nuestro buen Señor en su evangelio: Estar siempre con Él y en Él.
"Permanezcan en mi y yo permaneceré en ustedes" dice el Señor. Teniendo a Cristo en nosotros seremos diferentes, absorberemos de Él todas sus bondades, todo ese gran amor que nos transformará para ser verdaderos cristianos, para que en todo actuemos y hagamos las cosas como Él las haría, para que no tomemos decisiones equivocadas, para ser más compasivos, para que en cada paso que demos vayamos guiados por su Santo Espíritu.
Siendo parte del Señor, nos hacemos Iglesia, dejamos que su bondad nos nutra y alimente; Él es el tronco y nosotros las ramas, de Él viene la sabia que nos da la vida plena y verdadera. 
El señor nos pide permanecer en Él y a cambio nos ofrece innumerables bendiciones, ¿quién podría rechazar entonces ésta invitación?
Leamos juntos lo que dice el versículo 7: "Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá". Qué hermosa e inmerecida promesa para nuestras vidas! hagamos pues que Cristo y sus palabras permanezcan en nosotros siempre, en todo momento, a todas horas, con todas las personas, en toda circunstancia... glorifiquemos al Señor por su bondad, por sus maravillosas promesas de salvación y bendición.

Hoy Cristo, estará en ti, en todo lo que hagas, en tus palabras y en tu bondad, hoy podrás glorificar al Señor. Dios te bendiga, un abrazo.

OREMOS
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Señor, si yo fui lastimado, no quiero lastimar.
Si fui insultado, no quiero insultar.
Si fui ofendido, no quiero ofender.
Si fui olvidado, no quiero olvidar.
Si fui separado, no quiero separar.
Si fui calumniado, no quiero calumniar.
Si fui engañado, no quiero engañar.
Quiero hacer las cosas como Tú, mi buen Señor.
Quiero soportar, perdonar, comprender, esperar: AMAR.

Dios todopoderoso, conocerte verdaderamente es vida eterna: Concede que conozcamos tan perfectamente que tu Hijo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, que sigamos sus pasos con perseverancia en el camino que conduce a la vida eterna; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.

+Juan Carlos Revilla


domingo, 22 de abril de 2018

Domingo 22 de abril: San Juan 10:11-18

REFLEXIÓN
Las primeras palabras de Jesús hoy son para recordarnos su bondad en la guía de nuestras vidas, su bondad al cuidarnos cada día, al llevarnos por buenos caminos, su bondad al levantarnos cuando sufrimos caídas... su bondad al perdonar nuestros pecados, nuestras equivocaciones. Él nos dice claramente con amor y bondad hoy y cada día: "Yo soy el buen Pastor".
Realmente el "Buen Pastor" es amoroso, bueno, bondadoso y misericordioso. Éstas son las cualidades primordiales del buen pastor, de aquel que acompaña a la oveja en su camino; del que jamás abandona, si la oveja se equivoca de camino la llama por su nombre, si es necesario, la levanta y la trae de nuevo al rebaño, no la abandona ni la separa de las demás, el buen pastor mantiene unido el rebaño. 
Dice la escritura de hoy que quien no es buen pastor, sino un asalariado, cuando las cosas están mal, abandona las ovejas, entonces el rebaño es atacado por el mal y luego se dispersa (San Juan 10:12-13); no le importan las ovejas. 
Hoy damos gracias a Dios porque nos dio un Buen Pastor, alguien que jamás nos abandona, que estará siempre dispuesto a guiarnos en bondad, amor y misericordia. Nuestro Buen Pastor, es Jesús. A nosotros nos toca aprender de Él, nos toca guiar, acompañar, aconsejar, mostrar bondad con el hermano, no alejarnos de quien se equivoca, sino más bien acompañarlo con compasión, llevarlo de la mano con amabilidad y paciencia, la misma paciencia que mostró el Señor con nosotros. Hagamos que las cualidades del Buen Pastor estén en nuestro corazón y nos acompañen todos los días de nuestra vida, hagamos que las personas sean ovejas que escuchen la voz de Dios, hagamos que el rebaño crezca para la gloria de nuestro Señor y para el bien del evangelio; demos un testimonio Santo para el bien de la Iglesia de Cristo.
Que Dios nos acompañe, que Cristo sea siempre nuestro buen Pastor y que su maravilloso Espíritu nos guíe en hacer siempre lo bueno y bondadoso. Un abrazo.

OREMOS
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.


Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Señor, muéstranos tu misericordia;
Y concédenos tu salvación.
Reviste a tus ministros de justicia;
Que cante tu pueblo de júbilo.
Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
Porque sólo en ti vivimos seguros.
Protege, Señor, a esta nación;
Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
Que se conozcan en la tierra tus caminos;
Y entre los pueblos tu salvación.
Señor, que no se olvide a los necesitados;
Ni se arranque la esperanza a los pobres.
Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el buen pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz, reconozcamos a aquél que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe; quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 


domingo, 15 de abril de 2018

Domingo 15 de abril: San Lucas 24:36-48

REFLEXIÓN
La semana pasada hemos comprendido que cuando Jesús viene a nuestras vidas, aún cuando sintamos temores, aún cuando estemos inseguros; Él nos trae su paz, una paz que sobre pasa todo entendimiento, es una Paz que nos cuida, nos unge y nos da la tranquilidad que muchas veces las circunstancias de la vida nos la quiere quitar. (Filipenses 4:7)
En el evangelio de hoy vemos a discípulos temerosos, con dudas... ante ésto el Señor les da pruebas de su presencia en medio de ellos. 
Hoy, ese mismo Señor Poderoso y bondadoso, nos da también pruebas de su presencia en nuestras vidas, en su infinito poder nos muestra en primer lugar a la familia querida, unida, sana, segura. Una familia que Él planeó y regaló para nuestras vidas.
Nos muestra el hogar en el que vivimos, los amigos y hermanos verdaderos, su creación entera, todo lo que hemos recibido de su infinita misericordia; hay muchas cosas que el Señor nos muestra cada día como prueba de su amor y su presencia entre nosotros.
Pidamos al Espíritu Santo que nos abra el entendimiento para comprender las Escrituras, para creer con fe que Cristo está a nuestro lado hoy y siempre, que sólo Él nos puede traer Paz, como dice el versículo 48, seamos testigos de ésto.
Que nada ni nadie nos quite la Paz que Cristo nos da en lo más profundo de nuestros corazones.

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7

OREMOS
Oh Dios, cuyo bendito Hijo se dio a conocer a sus discípulos en la fracción del pan: Abre los ojos de nuestra fe, para que podamos contemplarle en toda su obra redentora; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.


domingo, 8 de abril de 2018

8 de Abril San Juan 20:19-31

REFLEXIÓN
¿Cuántas veces habremos sentido temor en nuestras vidas? ¿Recuerdas la última vez que sentiste temor? ¿Cómo te sentiste?
El temor es un sentimiento profundo y desagradable que se nos presenta cuando sentimos inseguridad o desconfianza; se nos presenta cuando sentimos o sospechamos de algún peligro o daño. 
Los temores definitivamente causan pena, dolor, desconfianza, duda y otros sentimientos. Los temores más tristes son aquellos causados por personas "cercanas" a nosotros, esos temores vienen muchas veces acompañados de decepción. ¿Qué hacer entonces?

En el evangelio de hoy vemos que los discípulos del Señor estaban con miedo, sentían temor (versículo 19), aún habiendo escuchado todas las enseñanzas de su gran maestro, estaban inseguros y con miedo... pero hay algo muy bueno que hicieron y que nosotros debemos aprender cuando sintamos esos temores; ellos se buscaron entre si, se reunieron entre hermanos...  ese es el primer paso que debemos dar en medio de nuestros temores: Buscar al verdadero hermano bueno, sincero, amoroso; juntarse, apoyarse y oír el consejo oportuno y sabio; al reunirse con hermanos sinceros podremos sentir el amor de Dios y no olvidemos lo que está claramente escrito en la Biblia en 1 Juan 4:18, "El amor correcto echa fuera todo temor". 
Aprendamos de los discípulos que en medio se sus temores se buscaron para reunirse en el nombre de Jesús, seguro ellos recordaron lo que Cristo mismo les enseñó en Mateo 18:20, "Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
Qué cosas tan lindas tenemos como consuelo en medio de nuestros temores:
1º  El amor echa fuera TODO temor
2º  Reunirse con hermanos para que el Señor esté en medio de nosotros.
3º  El amor de Dios es incondicional, sincero y eterno..
4º  Nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios
El amor y el apoyo del hermano, y por supuesto, la presencia de Cristo en medio de nosotros echarán fuera todos nuestros temores, nada podrá darnos miedo porque estaremos seguros y tranquilos, nos sentiremos amados y cuidados por el Señor todopoderoso.
Dios tiene el poder para echar fuera todos nuestros temores, para hacernos más que vencedores, para que su luz y su justicia prevalezcan, Dios tiene el poder del amor que se sobrepone a la maldad y la oscuridad; Él nos acompaña en medio de toda circunstancia.
Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con mi diestra victoriosa. 
                                                             Isaías 41:10
Cuando los discípulos se reunieron, aún a puerta cerrada, el Señor se puso en medio de ellos y les trajo su paz, sopló sobre ellos el poder del Espíritu Santo, los animó, los fortaleció y les demostró su amor y misericordia, y les dio su bendición; eso hará hoy el Señor contigo y conmigo, Él nos fortalecerá y echará fuera de nosotros cualquier temor.
Que el Señor todopoderoso nos bendiga, un abrazo.
"El Señor es mi luz y mi salvación;
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿quién podrá amedrentarme?" 
                                      Salmo 27:1


OREMOS
Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dios todopoderoso y eterno, que en el misterio Pascual has establecido el nuevo pacto de la reconciliación: Concede a todos los que nacen de nuevo en la comunión del Cuerpo de Cristo que manifiesten en sus vidas lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 


martes, 3 de abril de 2018

La importancia del Perdón

REFLEXIÓN
A veces la vida nos presenta situaciones en las que nos enteramos de una falta, un error o una equivocación cometida por una persona a quien conocemos; ante ésto debemos siempre tener un corazón misericordioso que nos haga capaces de no juzgar o criticar la falta, debemos recordar que no somos perfectos, que también hemos cometido errores en la vida y posiblemente los cometeremos en el futuro.
El hermano, que es nuestro prójimo espera de nosotros ser levantado en su caída, ser animado al reconocimiento de la falta con caridad y bondad de nuestra parte, como lo haría nuestro Señor Jesús en su amor. Es muy fácil juzgar, rápidamente señalamos el error del otro; pero cuando nosotros somos los señalados nos molestamos y muchas veces nos enojamos. 
Qué bueno es cuando al equivocarte alguien te anima y no te juzga, qué bueno es cuando al equivocarte recibes la oportunidad y no una sentencia, qué bueno es cuando ante el error cometido recibes compasión.
Que doloroso es cuando personas que dicen amarte nos son capaces de salir en tu defensa, de perdonar un error; jamás olvidemos cuánto dolor trae la falta de perdón, jamás olvidemos cuánta alegría puede dar el perdón...
Un error no debe ni puede definir a una persona, nuestros errores no nos definen, nos define la capacidad que tenemos para reconocerlos aceptando nuestra debilidad.
En cambio la falta de perdón si nos define, nos hace ver como faltos de amor y de bondad, nos aleja de la enseñanza del evangelio, y por supuesto de la práctica del mismo: (Mateo 18:21-22)

Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:  ―Señor, 
¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?
 No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete —le contestó Jesús.
Hasta setenta veces siete!, eso dice Jesús, eso nos dice el Hijo de Dios. Y nosotros, ¿No podemos perdonar una vez?

Que el Señor nos lleve a decir de corazón "Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden", que su Espíritu Santo nos haga sentir lo que con palabras decimos y más aún, que nos haga vivir lo que rezamos y decimos diariamente; seamos buenos cristianos, busquemos siempre el PERDÓN con compasión tomando el ejemplo de Cristo nuestro Señor.

"No juzguen, y no se les juzgará. 
No condenen, y no se les condenará. 
Perdonen, y se les perdonará".  
San Lucas 8:37

OREMOS

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Que Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.
Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros ahora y siempre. Amén. 

domingo, 1 de abril de 2018

Domingo de Resurrección San Juan 20:1-18

REFLEXIÓN


¡Aleluya! Cristo ha resucitado
¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!


Hoy meditamos con alegría  la gran victoria de Jesús sobre la muerte y el pecado, Él ha vencido la oscuridad y ha triunfado la luz; todo lo que representa el mal fue derrotado con su entrega, podemos estar tranquilos y seguros por eso; a nosotros nos toca ahora vivir nuestra Pascua, vencer el pecado y todo lo malo que representa, aferrarnos a la vida verdadera que Dios quiere para nosotros, llena de sinceridad, lejos de la mentira, la hipocresía, el rencor y de toda clase de pecado. 
Seamos nuevos hoy, renovados, alegres y llenos de paz, vivamos para servir al bien con sinceridad, bondad, amor, compasión y misericordia, como nos enseña el Señor, como nos manda su Santa Palabra, no como nosotros queremos hacerlo, hoy es Pascua en nuestras vidas, tiempo de triunfo, no de derrota, tiempo en el que la familia se alegra aún en medio de las pruebas, tiempo en el que debemos admirar a Cristo y su esplendorosa victoria, debemos más que nunca, imitar a Cristo en su bondad.
Vivamos y celebremos nuestra Pascua con nuestras familias y hermanos, con los amigos sinceros, con quien espera de la vida tiempos mejores, vivamos nuestra Pascua sabiendo con la esperanza y confianza de que el Señor será glorificado en nuestras acciones.
Recordemos lo que el Señor nos enseña en Mateo 5:16,

"Hagan brillar su luz delante de todos, 
para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y así
alaben al Padre que está en el cielo".

Dios nos bendiga, felices Pascuas a todos ustedes, especialmente a mis hermanos en la fe.

OREMOS

Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Dios omnipotente y eterno, en tu tierno amor hacia el género humano, enviaste a tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo para asumir nuestra naturaleza, y padecer muerte en la cruz, mostrándonos ejemplo de su gran humildad: Concédenos, en tu misericordia, que caminemos por el sendero de su padecimiento y participemos también en su resurrección; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.