En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo + Amén.
En el evangelio de hoy, San Juan 18:33-37, nuestro Señor está ante Pilato llevado por los judíos quienes lo acusaban de ser un malhechor (alguien que ha cometido algún delito terrible), éstos judíos no sólo pedían un castigo para Jesús, querían su muerte y como no tenían autoridad para mandar matar a alguien, lo llevaron ante Pilato, es así que este gobernador romano contempla al Señor y surge un diálogo con preguntas y respuestas que nos hacen pensar profundamente hoy acerca de lo que Cristo es y lo que Él significa para nosotros.
La primera pregunta que Pilato le hace al Señor es: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Esta pregunta nos anima a recordar de manera contundente que para nosotros Jesús SI es nuestro rey, el soberano de todo, es quien debe estar sobre todo, aceptado, honrado y reconocido por el mundo entero; un rey de amor, de justicia y de paz. No olvidemos que así debemos reconocerlo cada día en nuestras vidas, con amor y gratitud, sólo Él nos puede dar esos valores que nos harán mejores personas, mejores cristianos.
La segunda pregunta que le hace a nuestro Señor es: "¿Qué has hecho?". En el silencio de nuestra meditación de hoy, con absoluta reverencia y respeto, hagámosle la misma pregunta al Señor, dile desde tu interior ¿Qué has hecho Señor? Seguramente el Espíritu Santo te dará la respuesta que necesitas recordar hoy y siempre. Cristo ha hecho tanto por nosotros, nos ha dado tanto, ha mostrado tanto amor y misericordia en nuestras vidas que nos pasaríamos un buen rato recordando sus obras maravillosas y avivando la gratitud en nuestro corazón; gracias Señor por todo lo que has hecho, no sólo por y para nosotros, sino también por todo el mundo, sobre todo por las personas que amamos.
Qué verdades tan hermosas y absolutas que atribuimos a nuestro buen Señor, verdades innegables e indiscutibles, como Él mismo lo dice: "Todo el que esta de parte de la verdad escucha mi voz".
Estemos siempre de parte de la verdad con alegría y con esperanza para así escuchar siempre la voz del Señor, pero no sólo escucharla, sino también dejémonos llevar por Él, por su voluntad, anhelemos su reino de justicia, de verdad y de paz. Alejémonos de todo lo que no es parte de ese reino de bondad, busquemos cada día la caridad y la santificación en nuestras vidas y digamos hoy más que nunca: "Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad" agradeciendo en toda ocasión, pidiendo su presencia y su paz en nuestras vidas.
Dios nos bendiga
+Juan Carlos
OREMOS
Regocíjense en el Señor, pueblos todos;
sirvan al Señor con alegría;
vengan ante su presencia con cánticos.
Sepan que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
en sus atrios con alabanza;
denle gracias, y bendigan su Nombre;
Porque el Señor es bueno;
para siempre es su misericordia;
su fidelidad perdura de generación en generación.
sirvan al Señor con alegría;
vengan ante su presencia con cánticos.
Sepan que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas con acción de gracias,
en sus atrios con alabanza;
denle gracias, y bendigan su Nombre;
Porque el Señor es bueno;
para siempre es su misericordia;
su fidelidad perdura de generación en generación.
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.
Dios omnipotente y eterno, cuya voluntad es restaurar todas las cosas en tu muy amado Hijo, el Rey de reyes y Señor de señores: Concede, de tu piedad, que todos los pueblos de la tierra, divididos y esclavizados por el pecado, sean libertados y unificados bajo su reino de amor; quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti hoy y siempre.+ Amén.
Un abrazo de Paz.