Avanzando en la oración, nos acercamos con fe cada día, más y más al Señor nuestro Dios, esperando confiados en su amor y bondad; San Pablo nos anima en esa confianza cuando nos dice en Romanos 8:32:
"El que no escatimó ni a su propio Hijo,sino que lo entregó por todos nosotros,
¿Cómo no habrá de darnos generosamente, junto con Él, todas las cosas?"
Nuestro Señor mostró un gran amor por nosotros, aún hoy lo sigue haciendo, lleno de bondad, compasión, justicia y misericordia. Nos contempla desde el cielo con ternura esperando de nosotros gratitud y obediencia como hijos suyos; recordemos que estamos en CUARESMA, tiempo bueno para la meditación de corazón, el arrepentimiento sincero, la oración con fe, y la conversión, con el buen deseo de ser mejores, escuchemos su llamado a ser sus discípulos, a seguirle manteniéndonos cerca suyo y siendo esa luz que Él quiere que seamos para todos los demás y que seamos también transfigurados a su imagen.
Que nuestro Señor y su Santo Espíritu estén siempre con nosotros, en nuestro corazón.OREMOS
Rasguen su corazón, y no sus vestidos, y conviértanse al Señor su Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
Confesemos nuestros pecados
Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.
Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Misericordioso y clemente es el Señor: vengan y adorémosle.
Oh Dios, cuya gloria es siempre tener misericordia: Sé benigno a todos los que se han descarriado de tus caminos, y tráelos de nuevo con corazones penitentes y fe firme, para recibir y abrazar la verdad inmutable de tu Verbo, Jesucristo tu Hijo; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.