martes, 13 de febrero de 2018

Miércoles de Ceniza: Vivamos una profunda Cuaresma


Consejos para vivir la Cuaresma

1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.
Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor; si nos duele haberlo hecho, si realmente estamos arrepentidos. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. 
Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión.
2. Luchando por cambiar.
Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte el propósito de cambiar día a día y analiza cada noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados retos porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que hacerlo poco a poco, no se puede lograr todo de una sola vez. Conoce cuál es el defecto que más te domina y haz un plan para luchar contra él, y poder cambiar.
3. Haciendo sacrificios.
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerle a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecerle algo  a Dios, porque lo amas, ofrécele cosas que te cuesten trabajo y pídele a Él ayuda. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a alguien que nunca ayudaste en su trabajo,  hazlo con agrado. En cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacerlo. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estaremos haciendo sacrificio.
4. Orando.
Aprovecha estos días para orar, para conversar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. 
Te puede ayudar mucho leer cada día la Biblia y meditar en ella. Hazlo durante toda la cuaresma sin fallar; pide ayuda a tu sacerdote o pastor.

OREMOS: 
OH Dios Padre, Creador del cielo y de la tierra;
     Ten misericordia de nosotros.
Oh Dios Hijo, Redentor del mundo;
     Ten misericordia de nosotros.
Oh Dios Espíritu Santo, Santificador de los fieles;
     Ten misericordia de nosotros.
Oh Santa, bendita y gloriosa Trinidad, un solo Dios;
     Ten misericordia de nosotros.
OH Dios, Padre Misericordioso, que no desprecias los gemidos de un corazón contrito, ni el anhelo de los angustiados; Acoge misericordiosamente las oraciones que te dirigimos en todos nuestras penas y adversidades, cuando nos oprimen; y atiéndenos con bondad, para que los males la astucia y sutileza del demonio o del hombre que obran contra nosotros, por tu buena providencia, sean reducidos a la nada; para que nosotros tus siervos, estando libres de persecuciones, te demos siempre gracias en tu Santa Iglesia; mediante Jesucristo nuestro Señor. Amén.




ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.