domingo, 18 de febrero de 2018

Domingo 18 de febrero: I Domingo de Cuaresma San Marcos 1:9-12

REFLEXIÓN
Nuestro Señor no sólo recibió el bautizo en el Jordán; dice la Biblia que el cielo se abrió y que el Espíritu Santo vino sobre Él,  el Padre lo reconoció como su Hijo amado y manifestó su agrado.
A todos nosotros también nos pasa que cuando recibimos el bautismo, abrimos un camino amplio al  cielo y somos reconocidos por la Iglesia como hijos de Dios, además obedecemos el mandato de Cristo y nos hacemos como Él. (Gálatas 3:26-27, San Marcos 16:16). 
Al ser miembros de la Iglesia viva que es Cristo, buscamos hacemos semejantes a Él en todo, aprendemos de Él su humildad, sencillez, bondad, sabiduría; todo. Qué bueno que cada día procuremos mirar el mundo con los ojos de Jesús, que tengamos su amor en nuestros corazones, sus palabras en nuestros labios y que en todo nos hagamos semejantes a Él.

En el evangelio de hoy vemos que después de ser bautizado, nuestro Señor fue llevado al desierto para ser tentado durante cuarenta días. Nosotros también somos tentados y posiblemente más de cuarenta días, recibimos tentaciones de todas partes, pero aprendiendo de Jesús, no debemos caer en la tentación. Al conocer la vida de hombres santos que sirvieron a Cristo, que dieron hasta su vida por Él, veremos que todos ellos fueron tentados, pero se santificaron al no caer en la tentación; nosotros debemos luchar para vencer las tentaciones, debemos vivir una constante cuaresma en nuestras vidas, debemos reconocer nuestra debilidad, pero también debemos fortalecernos para no caer en tentación, si caemos, pecamos y el pecado nos separa de Dios, cierra el cielo. 
Jesús dijo a sus discípulos, "Oren para que no caigan en tentación" (San Mateo 26:41); la oración por lo tanto, es importante en nuestra vida espiritual para así vencer las tentaciones que se nos presenten en la vida. Como nuestro Señor debemos tener siempre el Espíritu Santo en nuestras vidas, él nos ayudará  también a vencer las tentaciones. 
Lean conmigo Santiago 1:12 (busca tu Biblia ahora)
Seamos pues dichosos hijos de Dios, somos fuertes por medio de su Espíritu y la oración, seamos más que vencedores para su gloria y vivamos una buena cuaresma (Romanos 8:31)
Dios nos bendiga, un abrazo 

OREMOS
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Misericordioso y clemente es el Señor: vengan y adorémosle.

Omnipotente Dios, cuyo bendito Hijo fue llevado por el Espíritu para ser tentado por Satanás: Apresúrate a socorrer a los que somos atacados por múltiples tentaciones; y así como tú conoces las flaquezas de cada uno de nosotros, haz que cada uno te halle poderoso para salvar; por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.

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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.