REFLEXIÓN
El llamado para el primer domingo de Adviento fue estar preparados porque nuestro Señor Jesús vendrá cuando menos lo esperemos, fue un llamado a mantenernos despiertos, a tener los ojos bien abiertos para así poder contemplar al Hijo de Dios en toda su hermosura.
En esta segunda semana de Adviento el evangelio nos dice cómo debemos prepararnos, el evangelio de hoy nos muestra la actitud y ejemplo de Juan el Bautista; un hombre escogido por Dios para preparar la llegada del mesías, antes de que nuestro Señor inicie su ministerio en este mundo Juan el Bautista con humildad, confiando plenamente en Dios, advirtiendo y predicando con valentía y reconociendo el poder de Cristo para la salvación, se hizo siervo de Dios en su propósito de salvación. Como Juan el Bautista, nosotros también debemos levantar la voz en el desierto, debemos llamar al arrepentimiento, debemos preparar el camino para el Señor.
Juan el Bautista decía: "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca". El arrepentimiento es necesario en nuestras vidas, es un sentimiento profundo, de gran necesidad y que siempre nos hará mejores personas, el arrepentimiento nos permite reconocer con lamento nuestras faltas... el verdadero arrepentimiento nos acerca a Dios, nos lleva a su perdón y a la reconciliación. Es el primer paso para una verdadera vida cristiana, una vida llena de paz y de humildad. Todos tenemos algo de qué arrepentirnos y en esta segunda semana Adviento eso es necesario para ser mejores; escuchar el pedido de San Juan el Bautista, hacer sendas rectas en nuestra vida; confesar nuestros pecados y producir frutos que demuestren nuestro arrepentimiento, nos acercará más al reino de los cielos.
Busca en tu corazón, examina tu vida y recuerda aquello malo que hiciste, laméntalo, confiésalo y siente el perdón de nuestro Señor; siente la nueva oportunidad que te da la vida para poder ser mejor, siente el valor de la reconciliación.
Como dice Isaías 11:2, pidamos que el Espíritu de la Navidad (que no es otra cosa que el Espíritu de Dios) nos de entendimiento, consejo y conocimiento, pero sobre todo, temor del Señor para que en todas nuestras acciones, en todos nuestros pensamientos y sentimientos haya bondad, justicia y caridad; que al acercarnos a la celebración de la Natividad, nos acerquemos también cada vez más a nuestro Redentor.
"Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y a una sola voz glorifiquemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 15:5-6)
Buen tiempo de Adviento para todos ustedes. Un abrazo.
OREMOS
Dios de misericordia, que enviaste a tus mensajeros, los profetas, a predicar el arrepentimiento y preparar el camino de nuestra salvación: Danos gracia para atender sus advertencias y abandonar nuestros pecados, a fin de que recibamos gozosamente la venida de Jesucristo nuestro Redentor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.