Dos grandes enseñanzas nos tiene nuestro buen Señor Jesús ésta semana, la humildad y el no ser interesado en el actuar, en el sentir y hasta en el pensar. Jamás debemos pensar que estamos por encima de los demás, al punto de creer merecer consideraciones y honores como si nuestros hermanos fueran menos. No son las posiciones materiales o la cantidad de dinero que tengamos, o los bienes que poseemos, o los cargos que ocupamos los que determinan la importancia de la persona; aprendamos de la verdadera grandeza de nuestro Señor Jesucristo en su humildad, siendo el dueño del mundo, nunca mostró orgullo; Él mismo lo dijo que no vino a este mundo para ser servido, sino para servir. Recordemos que ni siquiera tuvo una cuna para nacer, ni una tumba para morir, siendo el dueño del universo entero. Al llamarnos cristianos, es nuestro deber imitar a Cristo, aprender de Él, de sus enseñanzas, de su bondad, de su amor y sobre todo de su HUMILDAD. Dice la Biblia que la soberbia atrae el pecado, a nosotros nos toca alejarnos de ese terrible mal, alejarnos del orgullo.
Leamos juntos los siguientes textos bíblicos y meditemos en ellos profundamente:
"El Señor toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos"
Salmo 138:6
"Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;
Más con los humildes está la sabiduría"
Proverbios 11:2
La segunda gran enseñanza del evangelio de ésta semana se complementa con la humildad, nuestro Señor nos pide hacer las cosas por los demás sin ningún interés, sin esperar ser retribuidos; en especial hacer las cosas con bondad por los necesitados, Cristo nos promete una recompensa en la resurrección junto a los justos; nos promete que seremos dichosos cuando demos de corazón. San Pablo nos dice en 2 de Corintios 9:7
"Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría"
Que el Señor nos de un corazón como el suyo para poder obrar según su Santa y buena voluntad; para poder entrar en su reino por la puerta estrecha, para gozar de paz y disfrutar del gozo que hay en dar a los demás.
OREMOS
Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bien: Injerta en nuestros corazones el amor a tu Nombre, acrecienta en nosotros la verdadera religión, nútrenos con toda bondad, y produce en nosotros los frutos de buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros ahora y siempre+. Amén.
Un abrazo
+Juan Carlos
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