El evangelio de ésta semana nos hace pensar y sentir una vez más que toda la Palabra de Dios se resume en el Amor; nuestro Señor nos da su Santa Palabra por amor a nosotros, envió a su bendito Hijo a este mundo por amor, Cristo mismo entregó su vida porque nos ama, Dios nos ha dado todo lo que tenemos y poseemos por amor; su bondad y misericordia sobre pasa nuestro entendimiento; el amó aún a los que no lo amaron, y sigue amando. Valoremos sus enseñanzas que deben hacernos cada día mejores personas, amemos Su Palabra que tiene el poder del amor para seguir cambiándonos y haciéndonos mejores personas, sinceros, honestos, compasivos, verdaderos cristianos.
En la primera lectura de hoy (Deuteronomio 30:9-14) nos recuerda nuestro Señor que sus mandamientos no son difíciles de cumplir, no exceden nuestras fuerzas ni están lejanos para buscarlos, no necesitamos de gran esfuerzo para obedecerlos (versículo 11-13), en realidad, sólo necesitamos de voluntad y de amor para poder obedecerlos; pero al obedecerlos seremos bendecidos con mucha prosperidad (versículo 9) Busquemos siempre cumplir su Santa Palabra con fidelidad con todo nuestro corazón y con toda el alma, como dice Deuteronomio 30:19-20, elijamos la vida verdadera para nosotros y para nuestros descendientes, amemos al Señor mostrando obediencia a Su Palabra.
El Evangelio de San Lucas nos presenta a un hombre que se acerca al Señor para hacerle una pregunta (está claro que ese hombre podemos ser nosotros hoy). Preguntémosle hoy al Señor desde lo más profundo de nuestro corazón, a solas, mientras lees conmigo esta reflexión, pregúntale lo mismo que aquel hombre le preguntó al Señor:
"Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
La enseñanza de Cristo está muy clara, "amar al Señor nuestro Dios con todo el corazón, con todo nuestro ser, con todas nuestras fuerzas, con toda la mente y amar al prójimo como a nosotros mismos"
Hoy debemos recordar que la mejor forma de amar a Dios es con la obediencia de Su Palabra, lo dice Él mismo en San Juan 14: 15
"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos"
Lo vuelve a repetir en San Juan 14:23-24
"El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.
El que no me ama, no obedece mis palabras..."
Si el Señor nos pide hoy AMARLO, debemos hacerlo, no sólo por gratitud, debemos hacerlo por fe, por nuestro bien y el bien de todos los que nosotros amamos, también debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; Cristo Jesús nos da el ejemplo con su hermosa parábola del buen Samaritano, llevémosla a la práctica de todo corazón.
Dios nos bendiga
OREMOS
Oh Señor, atiende, en tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos percibir y comprender lo que debemos hacer, y tengamos también la gracia y el poder para cumplirlo fielmente; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario