Espero que como cada domingo lean el texto del evangelio junto conmigo para así poder sentirlo mejor, como un mensaje edificante para nuestra vida espiritual; si no lo leíste, busca tu Biblia y hazlo ahora, antes de reflexionar juntos. Que el Espíritu del Señor nos acompañe
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy nos recuerda que nuestro Señor estaba pronto a dar su vida en sacrificio por todos nosotros y para eso, tenía que ir a Jerusalén, es allí donde tendría que sufrir y dar su vida por amor a toda la humanidad; dice el versículo 51 que Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén para cumplir con ese sacrificio de amor, pasando por Samaria quiso descansar allí y la gente de aquel lugar no lo recibió...
Sabemos por la historia que los samaritanos y los judíos tenían mucha rivalidad entre ellos, a tal punto que olvidaban hasta los actos de hospitalidad y compasión entre ellos, sabiendo que nuestro Señor se dirigía a Jerusalén (el centro de adoración de los judíos), no lo recibieron. ¿Habrá en éstos días gente que por resentimientos pasados no desee recibir a Cristo en su vivienda? ¿habrá personas que prefieran seguir en pleitos en lugar de recibir al portador de la paz? Creo que todos tenemos la respuesta en nuestro corazón ahora.
Si leemos San Lucas 19:41-42 nos daremos cuenta de cuánto sufría nuestro buen Señor por las acciones incorrectas de los hombres, Cristo es el portador de la Paz verdadera y todos debemos entenderlo así; debemos de dejar cualquier mal pensamiento, sentimiento, injusticia o rencor que a lo mejor estemos viviendo o sintiendo para dar paso a quien nos puede traer la Paz: Jesucristo. Debemos recibirlo para así ser verdaderos cristianos, cristianos dispuestos al perdón, dispuestos a la reconciliación, dispuestos a la Paz; no dejemos que Cristo pase sin visitarnos, pidámosle que Él entre en nuestras vidas, que se quede para siempre con nosotros y con los que amamos, y aún también con los que no amamos.
Estemos dispuestos a seguir a Jesús, sin excusas, sin pretextos, por sobre todo y en todo; escuchemos su dulce voz que nos dice "Sígueme" y digamos con sinceridad las mismas palabras del versículo 61
"Te seguiré Señor, pero lo haré como tú quieras, hazme tu siervo o tu sierva y déjame encontrar tu dulce Paz".
Que el Señor nos llame hoy y cada día para ser suyos.
Un abrazo
OREMOS
Dios todopoderoso, has edificado tu Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles y profetas siendo Jesucristo mismo la piedra angular: Concédenos que estemos unidos en espíritu por su enseñanza, de tal modo que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.