domingo, 3 de febrero de 2019

Domingo 3 de febrero San Lucas 4:21-32

Introducción.- En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo+. Amén.
Antes de seguir leyendo, busca tu Biblia y lee un momento el evangelio que corresponde al día de hoy, luego guarda silencio y medita un poco sobre la lectura (puedes hacer ésto en grupo o en familia; luego vamos juntos a la reflexión.

REFLEXIÓN
La enseñanza de esta semana comienza con las palabras de Jesús dichas para sí mismo y por supuesto para nosotros también:
"Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes"
Éstas palabras del Señor guardan relación con la enseñanza de la semana pasada, cuando de sus labios salen palabras de esperanza y consuelo, palabras que nos recuerdan que el Señor tiene el poder del Espíritu Santo y que con ese poder maravilloso Él anuncia las buenas nuevas a los pobres, libera a los cautivos, devuelve la vista a los ciegos y da libertad a los oprimidos; hoy se está cumpliendo todo eso, Cristo tiene poder para curar, liberar, consolar, animar y dar esperanza; eso es algo que jamás debemos olvidar, eso es algo que el Señor hace todos los días y más aún hoy.
El evangelio de hoy, en el versículo 22, dice que todos se quedaban impresionados y maravillados porque de su boca salían palabras hermosas; es lo mismo que sentimos nosotros ahora, es lo mismo que sentimos cada vez que escuchamos o leemos las palabras de Dios en la Santa Biblia, es lo mismo que sentimos cuando oramos y dejamos que la paz del Espíritu Santo nos rodee y nos unja con su poder; por eso no hay que dejar de leer la Biblia, de orar y de aprovechar los momentos de ser parte de una Iglesia Santa que con sinceridad y entrega nos trae las buenas nuevas del reino.

En el evangelio de hoy también encontramos algo un poco triste; algunos que lo escucharon comenzaron a dudar de Él, de su divinidad, aunque aceptaban que sus palabras eran maravillosas, dudaron. Cuánta gente habrá así en  este tiempo, escuchan la palabra de Dios maravillados, se sienten bien en el momento, pero luego la olvidan y no le dan su gran valor. Bien dice claramente nuestro Señor en San Mateo 13:20-21 (lee un momento éstos versículos) que muchos reciben su palabra con alegría, pero que al poco tiempo la olvidan. Nosotros no hagamos eso, demos el valor a la preciosa palabra de Dios, reconozcamos su gran poder para nuestras vidas y para las vidas de los que amamos, no dejemos de buscar las Escrituras con alegría y busquemos siempre compartirlas con las demás: No rechacemos a Jesús.

Un abrazo

OREMOS
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes hoy y siempre+. Amén. 


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ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.