San Juan Bautista dejó muy claro para nosotros lo que es Jesús y lo que significa para el mundo: "El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"; es más él dice claramente, "aquí tienen al Cordero de Dios", "He aquí el Cordero de Dios".
Cordero por su mansedumbre, por su humildad y sencillez; pero también porque sería ofrecido en sacrificio por nuestros pecados y para nuestra salvación. Él es el único que puede quitar los pecados del mundo, que puede limpiar el corazón de los hombres que estén dispuestos a vivir en su paz.
Es una linda noticia saber que Cristo es el Cordero que nos purifica, que nos santifica, que nos aleja de la maldad que está en nosotros, es el Cordero que nos regala diariamente la presencia de su Santo Espíritu que nos lleva a ser mejores personas, auténticos y verdaderos cristianos, de palabra y obra, de plegarias, pero también de acción, de profunda fe, pero también con obras de caridad. No dejemos de anunciar, de recordar a los demás que Cristo es el Cordero de Dios, que es el único que puede quitar los pecados del mundo, sólo debemos reconocer en Él ese poder, esa compasión, esa bondad de hacernos mejores humanos. Dice el profeta Isaías en la primera lectura de hoy (Isaías 49:1-7) que nuestra justicia está en las manos del Señor, solamente estando en Él podremos ser verdaderamente justos y esa es una muy buena noticia. Seamos justos entonces y vayamos al Cordero de Dios en cada momento, para hablar por Él, para actuar con Él, para sentir como Él, para ser como Él.
El evangelio de este domingo nos cuenta que cuando dos de los seguidores de Juan el Bautista oyeron que Jesús es el Cordero (versículo 37) decidieron seguirlo; pero Jesús les preguntó al corazón, les hizo la misma pregunta que hoy nos hace a nosotros: "¿Qué buscan?" . Pensemos por un momento en ésta pregunta, ¿Qué buscamos nosotros al acercarnos a Jesús? ¿Qué esperamos de nuestra vida al reconocerlo como el cordero de Dios que quita los pecados del mundo?
Ante la inquietud de aquellos que decidieron seguir a Jesús, Él les dijo lo mismo que nos dice a nosotros hoy y siempre: "Vengan a ver". Gracias Cristo Jesús por invitarnos a estar cerca de Ti, por preguntarnos en este día qué buscamos de Ti; Tú lo conoces todo bendito Señor y por eso te reconocemos, te anhelamos y te buscamos cada instante de nuestra vida, anhelamos que estés siempre cercano y dispuesto a quitarnos del pecado a recibirte como nuestro Cordero.
San Pablo nos recuerda en la segunda lectura de este día (1 Corintios 1:1-9) que sólo unidos a Cristo podemos llenarnos de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento; esa es la verdadera riqueza que Dios nos ofrece por medio de su Hijo nuestro Salvador.
Hermanos, que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo nos concedan gracia y paz.
Un abrazo.
OREMOS
Dios todopoderoso, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo es la luz del mundo: Concede que tu pueblo, iluminado por tu Palabra y Sacramentos, brille con el resplandor de la gloria de Cristo, para que Él sea conocido, adorado y obedecido hasta los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
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