domingo, 9 de septiembre de 2018

Domingo 9 de setiembre San Marcos 7:31-37

REFLEXIÓN
La semana pasada hemos entendido que debemos cuidar nuestro interior, el Señor nos recordó que de adentro  del corazón salen las malas palabras, las malas acciones, los malos pensamientos, los malos sentimientos, la envidia, egoísmo, calumnias y muchas otras cosas malas que dañan a los demás y a veces lastiman a inocentes y a nosotros mismos. Todo lo malo del interior es muy difícil de percibirlo, más aún cuando sabemos fingir o aparentar bondad; pero para Dios no hay nada oculto (leamos un momento San Marcos 4:22 y Gálatas 6:7).
Con mucha bondad y sabiduría nuestro Señor nos pide en Proverbios 4:23
"Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida".

En nosotros está lograr tener un buen corazón, dejarnos llevar sólo por el Señor, evitar herir a los demás y a nosotros mismos. Si acaso nuestras palabras o nuestras acciones lastiman, ofenden, apenan o dañan a los demás debemos considerar acercarnos a Cristo, buscar en Él la sanidad de nuestro interior para así gozar de tiempos de paz y tranquilidad, para así ser buenos y verdaderos cristianos.

En el evangelio de hoy vemos la solidaridad de la gente cuando llevaron al Señor a un hombre que no escuchaba ni hablaba bien, no podía entender y no podía expresarse bien para hacerse entender. A veces nos pasa así en la vida; no escuchamos a los demás o no queremos escuchar a los demás que es lo peor, tampoco hablamos correctamente, a veces decimos palabras que ofenden o lastiman a otros, es como si tuviéramos un enfermedad, un mal en la lengua, pero realmente el mal está en el corazón. Hoy comprendemos que sólo Jesús tiene el poder de sanarnos, Él puede decirnos "Efata", Él puede tocarnos los oídos y la lengua con su Espíritu y hacernos mejores en el hablar y en oír. Él puede sanar nuestro interior para que así demos un buen testimonio ante TODOS, no solamente ante quienes nos conviene; como dice la segunda lectura de hoy, nuestra fe no debe dar lugar a favoritismos, no debemos amar más a unos y despreciar a otros, no sólo con palabras, sino también con nuestras acciones.

El Señor nos abrirá los ojos para ver con compasión, nos destapará los oídos para oír con compasión, vendrá a darnos salvación (Isaías 35:4-5)

Que la Gracia de nuestro Señor nos cubra y que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo nos bendigan hoy y siempre. Amén.

+Juan Carlos Revilla

OREMOS
Oh Dios, tú nos alegras con el recuerdo semanal de la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor: Concédenos tal bendición en este día, mediante nuestra adoración, que ocupemos todos los días de esta semana en tu favor; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, Rey eterno, que con tu luz separas el día de la noche, y transformas en claridad la sombra de muerte: Arroja de nosotros todo mal deseo, inclina nuestro corazón a guardar tu ley, y guía nuestros pasos por el sendero de la paz; para que, al hacer con gusto tu voluntad durante el día, nos alegre darte gracias cuando llegue la noche; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.