Todos hemos sido llamados por el Señor de distintas maneras, en diferentes circunstancias y momentos de nuestra vida; como lo hizo Jesús hace más de dos mil años atrás con sus discípulos, lo ha hecho con nosotros en éste tiempo. (Lean un momento San Juan 15:16)
Al ser llamados por Dios, fuimos también enviados por Él, eso es algo que nunca debemos olvidar, somos enviados a dar testimonio de Su Palabra (Mateo 28:19-20), anunciar la salvación, a llevar esperanza y sanidad; Cristo mismo nos da autoridad y es quien nos llama y envía, debemos confiar en Él, debemos honrar ese llamado bueno en nuestras vidas y para nuestras vidas, porque todos somos sus discípulos y como tales debemos aprender a ser como Él (1 Pedro 2:21)
El evangelio de hoy nos cuenta cómo es que nuestro buen Señor envió a sus discípulos en aquel tiempo.
Primero, los reúne, luego les da autoridad sobre el mal y después los envía; pero en ese envío pone a prueba su fe (lean los versículos 7 y 8 con detenimiento y reflexión). ¿Quién iría a una comisión o a un viaje sin llevar nada? Creo que nadie, todos siempre nos preparamos, llevamos lo necesario para imprevistos, pero Jesús les pide que no lleven nada, les pide que confíen en su amor y sobre todo en su poder de providencia, finalmente, algo que debemos entender es que cuando somos enviados por el Señor, jamás estaremos solos, aunque algunos lo quieran así. Siempre que actuemos o hagamos algo en el nombre del Señor, Él estará con nosotros, así lo ha prometido (Mateo 28:20 b).
Hay algo que el Señor si les permitió llevar a sus discípulos y ahora lo entiendo con mayor claridad, sólo les pidió llevar un bastón (Marcos 6:8). El bastón es un apoyo, en que aferrarnos cuando nos sintamos cansados, es algo que impide caer, que permite seguir avanzando, es un soporte para el afligido. Cada uno de nosotros debe ser ese bastón para el hermano enviado, cada uno de nosotros debe buscar un bastón, un apoyo para continuar... ese apoyo viene del cielo, viene del poder del Espíritu Santo, del amor de Dios. Cumplamos pues, con lo que Cristo nos ordena, nos escuchen o no, prediquemos con bondad el arrepentimiento, llevemos sanidad para el alma y expulsemos en su nombre todo mal.
Que el Señor nos de la fuerza de su amor, que eso nos baste, como decía Santa Teresa.
1 Tesalonicenses 5:24.
Dios nos bendiga
Un abrazo
OREMOS
Señor, abre nuestros labios. Y nuestra boca proclamará tu alabanza.Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Oh Señor, atiende, en tu bondad, las súplicas de tu pueblo que clama a ti, y concede que podamos percibir y comprender lo que debemos hacer, y tengamos también la gracia y el poder para cumplirlo fielmente; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
El Señor esté con ustedes: Y con tu espíritu.
Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca en ustedes siempre +. Amén.
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