domingo, 7 de abril de 2019

7 de marzo V Domingo de Cuaresma San Juan 8:1-11

REFLEXIÓN
Nuestro Señor Jesús ha pasado un tiempo de oración, luego estuvo en el templo y finalmente enseñaba con compasión a todos los que se le acercaban; es en esas circunstancias en que un grupo de hombres que se supone conocen la ley de Dios perfectamente llevaron a una mujer que había cometido adulterio para hacerla pasar más vergüenza de la que ya había pasado al ser llevada por ellos; la llevaron para tender una trampa al mismo Señor Jesús y en ese afán la llevaron también para humillarla aún más por su pecado.
Qué hombres éstos los "maestros de la ley" de aquel entonces, implacables, dispuestos a hacer  cumplir la ley "en otros" sin compasión y sin misericordia absoluta... 
Ante ésto, surgen varias preguntas en mi mente y en mi corazón: 
¿Cómo hubiesen actuado si fuesen ellos los que  hubieran cometido el error? ¿Qué necesidad había de avergonzar más a ésta mujer poniéndola en medio de la gente y haciendo público su pecado? ¿Realmente tenían la intensión de arrojarle piedras y lastimar su cuerpo cuando ella ya tenía lastimado su espíritu? ¿Dónde quedó el hombre que pecó con ella? ¿No pensaron en su arrepentimiento?
Qué situación tan difícil, qué momento tan doloroso... Ahora pensemos por un momento en nosotros, en nuestro tiempo. Qué hacemos cuando alguien comete un pecado, cuando alguien se equivoca o comete un error. ¿Nos olvidamos que también nosotros somos imperfectos? ¿Juzgamos a los demás sin compasión? La actitud de éstos hombres conocedores de la ley debe hacernos reflexionar a todos nosotros hoy; primero: jamás debemos señalar el error de otro de ésa manera; segundo: no debemos creernos perfectos, nadie lo es, sólo Dios (a veces los hacemos con nuestras actitudes y sin necesidad de decir palabra alguna). 
Ahora veamos las cosas en inversa. Muchas veces nos hemos equivocado en ésta vida,  que hemos cometido errores, es posible que alguna vez nos hayan juzgado sin compasión; si fue así, recordemos juntos lo que dice la escritura en 1 Pedro 3:17 "Es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal". Si alguien no actuó con compasión frente a nuestros errores, Cristo si lo hizo, lo hace y lo hará siempre; es a Él a quien debemos acudir con esperanza y confianza; su amor borrará todos nuestros pecados, su juicio será con amor y compasión.
Aprendamos de nuestro bendito Señor, actuemos como Él en toda circunstancia y situación, reflejemos su bondad a todos, sin distinción ni favoritismos. El filósofo Sócrates dijo alguna vez:  Es mejor sufrir la injusticia que cometerla".
En el evangelio de hoy Cristo amorosamente le dice a la mujer "Nadie te condena. Yo tampoco te condeno"; ésas palabras son para mí en éste día, tú también tómalas en tu corazón porque vienen del cielo. Dile al Señor éste día: Dios bondadoso, gracias por no juzgarme como alguna vez otros sí lo hicieron.
Un abrazo

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