En el evangelio de hoy, vemos que los discípulos cuentan a Jesús, su Señor, todo lo que han hecho por Él cuando fueron enviados en su nombre; es seguro que se sentían cansados porque nuestro Señor al verlos les dice palabras amorosas:
"Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco".
Es bueno recordar que nosotros también fuimos enviados por el mismo Señor, con el mismo propósito con el que fueron enviados aquellos discípulos; fuimos enviados por Él a llevar el evangelio a todas partes, a toda persona que lo necesite y debemos hacerlo diariamente donde quiera que vayamos y lo que fuera que hagamos, debemos hacerlo con la fuerza poderosa de nuestro testimonio, actuando y sintiendo como lo haría nuestro Señor, como lo hace nuestro "Buen Pastor", debemos esforzarnos por imitarlo llevando consuelo y esperanza, siendo buenos, correctos y veraces en todo lo que hagamos. Es posible que a veces algunos querrán callar nuestra voz y evitar nuestras acciones, es posible que a veces nos sintamos desanimados o cansados como ocurrió con los apóstoles; pero al igual que ellos, aprendamos de lo que hicieron. Dice el evangelio que se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado y Él al verlos así, les dijo palabras hermosas: "Vengan conmigo, a solas a un lugar tranquilo y descansen".
El Señor nos ofrece la intimidad dulce de su presencia, nos ofrece estar con Él a solas, cercanos. Nos ofrece su tranquilidad y bendito descanso, del mismo modo en que se lo ofreció a sus discípulos. Vayamos pues al Señor a solas, vayamos a ese lugar tranquilo y lleno de Paz que nos ofrece, aceptemos el descanso divino para nuestras vidas y las vidas de los que amamos.
Un abrazo de Paz.
+Juan Carlos Revilla
OREMOS
Hoy queremos darte gracias y contarte buen Señor lo que hemos hecho y enseñado en tu nombre y cómo el enemigo ha pretendido callarnos, ha pretendido dispersar y dividir, en el descanso que nos ofreces, renovaremos nuestras fuerzas y seguiremos adelante en la obra que tú nos has encomendado.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era
en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Dios omnipotente, fuente de toda sabiduría, tú conoces nuestras necesidades antes de que te pidamos, y nuestra ignorancia en pedir: Ten compasión de nuestras flaquezas, y danos, por tu misericordia, aquellas cosas que por nuestra indignidad y ceguedad no sabemos ni nos atrevemos a pedirte; por los méritos de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.
Demos gracias a Dios.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.
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